miércoles, 30 de diciembre de 2015

Charlie

Dicen que las cosas no siempre son como parecen a simple vista y Charlie no es una excepción en este sentido. No es que se disfrace ni intente disimular nada. Es, simplemente, que Charlie encierra mucho más de lo que deja ver.

Charlie parece un niño chico. Su cuerpo es pequeño, su pelo desordenado y su voz calmada. También tiene unos preciosos ojos enormes, oscuros como el refrescante agua de una laguna en medio de una montaña, de esas que encuentras una calurosa mañana de Agosto y en las que sientes un impulso irrefrenable de zambullirte. Los tiene siempre bien abiertos (como su alma, que está siempre abierta a los demás) para que si quieres te sumerjas y disfrutes de su grandeza interior. Nada más asomarte a ellos percibes que el tamaño de su cuerpo es sólo la entrada a una enorme cueva de las maravillas, que su tamaño es inversamente proporcional a su nobleza interior; que el desorden de su pelo y la calma de su voz se contraponen al orden que reina en sus ideas y la pasión con que las defiende. Pequeño pero gran luchador, pelea siempre por lo que cree. Gran corazón, grandes causas, pequeñas batallas.

Charlie es... ¿cómo explicarlo? Charlie es arena en la playa, eso es... Es arena mojada. ¿Alguna vez has intentado coger arena del fondo del mar en una mano? Es imposible atraparla, retenerla en tu mano, moldearla ni convencerla de que se quede en un lugar al que no pertenece. Es salvaje, tiene su propia naturaleza y no le importa omitir lo que tú, yo o cualquier hijo de vecino haga si eso va en contra de sus principios. Es de naturaleza educada y agradable, observa con atención los caminos que siguen las personas que le rodean... y los ignora por completo. Siempre ha seguido su propio camino, no por rebeldía o narcisismo sino porque sus pies descalzos le guian, sigue el camino que tiene que seguir. Su instinto, que no la tradición de los demás, es quien le guía. De vez en cuando alza la vista al cielo y consulta a las estrellas, porque Charlie es soñador a pesar de ser también adulto. Es tímido, pero al mismo tiempo descarado, al menos lo suficientemente descarado como para atreverse a soñar, a pesar de los muchos gilipollas envidiosos que dicen que soñar es de ilusos. Una de esas personas que solo te encuentras de vez en cuando. Charlie siempre tiene una sonrisa que regalar, lo más valioso de las personas. Siempre he creído que los ojos de un soñador brillan de manera especial y que lucen las sonrisas más bonitas y sinceras de todos los humanos.

Charlie vive en calma, incluso cuando algo le pone nervioso o de mal humor apenas lo notas. Parece que su corazón, lejos de galopar desbocado, baile con la tranquilidad. Pero las cosas no siempre son lo que parecen. Séra porque su corazón es enorme y no hay suficiente sitio para que ambos bailen tranquilamente dentro de su pecho; será que tiene su propio ritmo en la vida y que la música tampoco es suficiente para doblegar a esta fiera; será que el tiempo no es algo inexorable para él, que es capaz de arrancar minutos de su trayectoria y lanzártelos si es preciso... será que Charlie es un misterioso tesoro que tienes que descubrir poco a poco, pero aunque en su interior esté temblando de inseguridad, jamás verás que su sonrisa, sus manos o su mirada vacilen en su cometido de transmitir calma, armonía y bienestar. Una vez, alguien muy sabio me dijo, literalmente: "si transmites buen rollo, el buen rollo te rodeará y obtendrás de vuelta lo que siembras. Así que sonríe siempre y regala alegría, te conviene". Charlie parece ser practicante de este modo de vida.

Charlie es generoso, atractivo, comedido, risueño. Es abrazable. Su carácter es fuerte, irreverente, curioso. Inteligente, sincero, directo, emocional.

En definitiva, Charlie es uno de esos entes de inefable naturaleza. Tanto es así, que a pesar del empeño que ponga un escribiente como el que firma estas líneas, siempre quedará desarmado de palabras, dejando en el tintero muchos más matices de los que haya sido capaz de redactar. Solo deseo que algún día tengáis el privilegio de compartir cualquier estación del planeta con Charlie y que el característico ritmo que tiene al caminar os confirme de manera inequívoca que acabáis de cruzaros con él.


miércoles, 23 de diciembre de 2015

Lágrimas de poeta

En esta noche lúgubre y sombría en la que nacen y mueren mis versos, alzo mi suplicante sollozo al cielo. Pues al tiempo que mis compañeros disfrutan de la orgía de poesía que se celebra en la noche de esta ciudad, yo me hallo solitario y minúsculo en mi epíteto desconsuelo. Lanzaré mi llanto quejumbroso al pozo de la desidia en que se han convertido las líneas que escribo, pues ¡oh, cuan desgraciado es el poeta, que a besar a su musa no alcanza! Antes de dejar este mundo de la rima, por temeridad o quizás osadía, susurro estas líneas al papel (¡y adiós mundo cruel!):

     Voy a escribir una estrofa que se introduzca por sí sola,
     que incluya un par de versos de sinsentido y a deshora,
     y que acabe sin rimar la mentira,
     pues el verso no es una unidad de medid

Lágrimas de poeta (borracho).

miércoles, 16 de diciembre de 2015

1de5: Las manos

Él era un artesano, de los no suficientes que quedaban. Ahora falta uno para que no queden los suficientes.
Cuando sus manos acariciaban la piedra o la madera avergonzaban al más acérrimo de los románticos. La cadencia de sus movimientos al deslizarse entre su obra destrozaban, por comparación, cualquier belleza aparente de un trabajante de la música. Las herramientas ascendían a instrumentos en sus manos. Aquel par conformaba un condensador de ideas, un tangibilizador de sueños, un constructor de piezas maravillosas. Obras maravillosas por su sencillez, la perfección desnuda expuesta ante tus ojos. Esas manos conocían el oficio de bailar con la naturaleza y con las materias primas que de ella se pueden extraer y fueron capaces de engendrar una preciosa solución tras otra. Arte artesano. Artesano artista. Admirables manos.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Asco

Su aspecto refleja el desquicio, incurre en la hipérbole del asco. El poco pelo que tiene en su cabeza, parece una oda a la muerte. Los nudos y las asintóticas singularidades de esa oscura maraña grasienta de viperinos capilares evocan la condición vital de movimiento del que gozaron otrora, pero mantienen presente la muerte de toda jovialidad que alguna vez reinó en esa cabeza. Sus dientes están putrefactos, su aliento es fétido, su lengua negra y callosa. Con  su estampa famélica se regocija de los banquetes de almas que degusta cada día. Colecciona vidas, historias y sonrisas robadas en sádicos mosaicos que guarda con celo. Hija de la grandísima p... en realidad es hija de la anciana desidia, que en una de sus noches abyectas fornicó con el miedo. Y de aquella blasfemia nació ella, y de aquel inexorable descuido se forjó su existencia.

Y a pesar de todo ello, cuando aparece en mi casa no puedo contener el impulso de besarla; de bailar abrazados con un movimiento pendular, apenas traslacional; con sus horribles tarareos como música, simplemente dejando que su cadencia penetre en mi cuerpo y moviéndome al son de las blasfemas atrocidades que salen de su garganta. Sabe que le pertenezco, sabe que cuando ella lo desee, puede presentarse ante mi y desnudar mi alma; beber mi sangre, doblegar mis impulsos, ridiculizar mis sueños.

La odio, con todas mis fuerzas. Reservo ese sentimiento para ella y vierto todo mis esfuerzos en la destilación del mismo cuando es pertinente. Pero por hoy ya hemos bailado suficiente, por hoy ya la he suportado más de lo necesario, hoy voy a destruirla. Despídete de mi alma. Hoy voy a sonreír.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

O. T. T.

Los dos amigos quedaron para verse y compartir un café.

- Siéntate, que ya pido yo. Un té blanco, ¿verdad? -- preguntó él.

Ella sonrió, asintió y se fue en busca de una buena mesa. Cuando él volvía con las bebidas en la mano, ella miraba distraída el móvil. Al verle, lo dejó en el bolso y le dedicó una sonrisa juguetona:

- ¿Dos años sin vernos y todavía recuerdas de qué color tomo el té?
- ¡Claro! Nunca conseguí que te gustase el café. En fin, supongo que nadie es perfecto...
- jajaja, supongo que no. De todas formas, ya nos vale, ¿tenemos que irnos a otro país para vernos y charlar un rato?
- Culpa tuya, por haberte venido a trabajar a este país -- le reprochó en tono cariñoso.

Cuando él se hubo sentado, apartó con cuidado la taza de café humeante, el aroma del negro brebaje maridaba con el del té blanco, mucho más sutil, y conferían a la atmósfera de una calidez casi palpable. Él cogió una servilleta de papel, rescató uno de los bolígrafos que siempre llevaba en el bolsillo de la camisa y escribió en la servilleta lo siguiente:


Ella, extrañada por el gesto, recordó que aquel tipo de cosas eran habituales en él años atrás, cuando ambos estaban tan unidos. Añoró aquellos tiempos, aquellas conversaciones hasta altas horas de la noche, aquellos paseos por la ciudad, aquellos cafés que compartieron... Le apenaba que cesasen hace años, pero estaba contenta (y expectante) de que el día anterior, de manera inesperada, le hubiese escrito "Estoy en tu país, te convido a un café". Justo ese día, ¿sería casualidad o lo habría elegido conscientemente? El mensaje había sido así de escueto, sin un saludo, sin un "¿Qué tal? Cuánto tiempo". Es como si se hubiesen visto ayer mismo y nada hubiese cambiado. Trató de saciar su curiosidad preguntando:

- ¿Qué es eso que escribes?
- Nada, cosas mías.

Ella, que al recibir el mensaje el día anterior había temido que él hubiese cambiado, comprobó que seguía siendo igual. Igual de único... y eso le encantaba. Aunque le desconcertaba el día que él había elegido para verse y el hecho de que no dijese nada al respecto, decidió olvidarse y disfrutar de aquel momento, de aquel regalo. Hablaron largo y tendido: hablaron de su trabajo, de lo que hacían con su tiempo libre, del poco tiempo libre que tenían, de los viajes que habían hecho en los dos últimos años, etc.

- ¿Te acuerdas de aquel viaje a la playa? ¿Cuánto hace de aquello? Algo así como mil años... -- ella lo recordaba bien, pero la verdad es que había pasado mucho tiempo desde aquel viaje y tenía miedo de que él no lo tuviese tan presente.
- Claro que lo recuerdo, fuimos de acampada y a Miguel le robaron el saco de dormir. O eso dijo él...
- ¡Es verdad! Tuvo que dormir a descubierto y al día siguiente fue a comprarse uno por el frío que pasó. ¿Quién iba a imaginarse que en pleno Agosto haría tanto frío en la playa?
- Bueno, era finales de Agosto y estando tan al norte nunca se sabe... Pero a pesar de la temperatura recuerdo que nos bañamos una noche en el mar. No he pasado más frío en mi vida, menuda idea de locos.
- La verdad es que sí. Fue idea de Teresa, Tere quiso nadar...

Él asintió y dejó escapar una sonrisa melancólica a la que siguió un silencio de unos segundos. Finalmente, ella terminó con el silencio:

- Fue un gran viaje, lo recuerdo con mucho cariño.
- Lo fue. También recuerdo que aquella noche en la playa paseamos juntos, dejando a los demás alrededor de la hoguera... Y recuerdo la promesa que te hice.
- Ah sí, lo recuerdo -- trató de decirlo sin que a sus palabras se adheriesen las emociones que le arañaban por dentro.
- Jamás llegué a cumplirla...

Ambos dejaron que sus miradas se zambullesen en sus respectivas tazas. Pasaron un par de minutos, o diez. Ninguno de los dos sabría decirlo exactamente. Pero cuando ella levantó la vista se encontró con el pelo alborotado de él, que había cogido la servilleta y escribía algo. Cuando la volvió a apartar con cuidado, comprobó que había tachado la O:


- ¿Por qué haces eso?

Él frunció el ceño y negó con la cabeza restándole importancia mientras cogía la taza para darle un sorbo a su café. La conversación se reanudó de inmediato y volvieron las risas, las bromas, las confidencias. En alguna ocasión, mientras ella hablaba, la mirada de él resbalaba por las pestañas de la chica, se zambullía en sus ojos y era incapaz de escuchar lo que le estaba contando. Hacía mucho tiempo que no sentía esa paz, esa calma, esa armonía entre alma y pensamientos. Sin lugar a dudas, aquellos ojos eran su jardín favorito para perderse. En uno de esos chapuzones paradisíacos, el muchacho tachó una de las T de la servilleta pero como ella sabía que sería inútil preguntar, no había dicho nada.

- ¿Y cuánto tiempo llevas en el trabajo?
- Año y medio ya. Cada día me gusta más, ¡y el mes pasado me ascendieron! Estoy muy contenta con la suerte que tengo.
- Vaya, me alegro. Debes de hacerlo bien... ¿Cuántas personas han muerto en tu turno? ¿Has batido algún tipo de récord y por eso te han ascendido? -- bromeó.
- Que gracioso. Pues mira, he perdido a 70 pacientes, setenta exactos -- enfatizó el número.
- Vaya, eso me pasa por preguntar. Buen golpe.

Un café y un té más tarde (sería imposible medir el tiempo en minutos u horas), justo después de que ella soltase una carcajada recordando alguna de las anécdotas que estaban recreando, él volvió a coger el bolígrafo, se inclinó sobre la servilleta y tachó la última letra.

 

Soltó un largo suspiro y una tímida sonrisa se dibujó en su cara sin que pudiese ni quisiera evitarlo, se dejó caer hacia atrás en el asiento como si se hubiese quitado un gran peso de encima:

- Bueno, pues ya van tres.
- Ya van tres, ¿qué?
- El trato era esperar a que llegasen tres.
- Pero ¿tres de qué? ¡No me entero de nada!
- Hice un trato conmigo mismo. Me callaría las dos primeras veces que me entrasen unas ganas irrefrenables de decirte que te quiero, pero ha llegado la tercera y ya puedo decírtelo. Bueno más bien recordártelo, porque ya deberías de saberlo.
- Yo no se nada, no me has dicho ni una sola palabra en los dos últimos años...--repuso. Su corazón acelerado se sentía incómodo ante un posible silencio y continuó hablando-- De todas formas, no se qué tiene que ver con la O y las dos T... Oh vale, ya veo. ¡Claro, cómo no me he dado cuenta antes! Estaba claro, son las iniciales de One, Two, Three, estabas contando, ¡por supuesto!

Él desoía el discurso de la chica. La sonrisa del muchacho era de alivio, ya no pretendía controlarse más, nada de ahogarse en silencios ni morderse la lengua. Se incorporó y, mirándole a los ojos a ella como si no hubiese nada más alrededor, como si la única luz del universo fuese la que radiaban aquellos preciosos ojos negros, le dijo:

- Vana, te quiero. Feliz cumpleaños.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Tú simplemente escribe

Aquella vieja letra que me instaba "tú simplemente vive, tú simplemente escribe" continúa golpeando el picaporte con su insistencia pidiéndome que describa ese caos sobre la mesa, esos ojos transparentes, esa personalidad que desdobla a la persona... Tú simplemente escribe ese relato que ideaste ayer noche. Tú simplemente escribe la historia de cada uno de esos habitantes. Tú simplemente escribe a las fieras que arañan tus tripas. Tú simplemente escribe sobre el asesino que se esconde en el cajón...
Pero ahora ha mudado su discurso y añade: Tú simplemente vive y olvida lo de escribir, "no te consumas en tu amor propio..." deja a los sabios que hagan lo suyo y tú, simplemente vive.



miércoles, 18 de noviembre de 2015

Conversaciones robadas (III)

· [En tono de discusión] 
  - ¡Que no hierve joder!
  - Cómo que no hierve, ¿nunca?
  - Hierve, pero tiene que estar...
  - ¡Horas! no te jode.
  - ¡Horas no! Pero el caramelo se hace en 7 minutos.

· - ¿Cómo se llama papa?
  - lalalalala
  - ¿Que cómo se llama papa?
  - ¡Papa!

· - ¡Me cago en el papel de fumar! [Por teléfono]

· - ¿A que doy mucho juego?
  - Mucho, contigo me volvería ludópata.
 
· [El siguiente extracto es, igual que los demás, un fragmento de conversación que he robado a una señora que viajaba en el mismo autobús que yo. Quiero enfatizar (creo que en este caso es necesario) que es totalmente verídico. He omitido las respuestas de la interlocutora porque carecen de interés para apreciar esta joya.]
- ¿Qué tal?
- Bien, la semana pasada estuve con catarro, pero me tomé una cosa que tengo y ya estoy como nueva... Son unas gotas, que le echas al agua y te cura todo... Es ilegal, pero porque es buenísimo y si esto sale para adelante, los antibióticos dejarían de usarse. Y claro, eso a las farmacéuticas no les conviene.
- ...
- Yo le llamo "el chute de lejía", porque es como lejía, pero para humanos claro. La clave está en que echas unas gotas al agua y esto mata todo, todo lo que tenga pH por encima de 7 o debajo de 6 el cuerpo humano no lo necesita, o por encima de 6 y debajo de 5, bueno da igual; el caso es que todo lo que esté fuera de eso lo borra: la malaria, los virus, la gripe, el cáncer... todo.
- ...
- Yo se lo dije a mi médico y me dijo que no tomase nada ilegal. ¡Pero si son peores los medicamentos de las farmacéuticas! A ver, un día empecé a sangrar de la nariz y me asusté, pero porque no controlaba las dosis. Bajé a urgencias y todo, pero que eso también te puede pasar con los antibióticos, ¿eh? Ahora ya lo tengo medido, claro es que es muy fuerte.
- ...
- Es tan bueno que a las farmacéuticas no les interesa. Es como siempre. En el siglo XIX hubo un médico, el doctor Cordero, que curaba el cáncer, aquí en España. Iban a verle y lo curaba. Y no quiso vender la medicina a las farmacéuticas ¡y se lo cargaron! Le echaron un coche encima. Y depués fueron a la viuda y le dijeron que les venía la receta y la hacían rica o iba correr el mismo pelo. Y eso es así, ¿eh? Que no me lo invento yo...




[Esta entrada es un Cajón con retales]

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Frío

Miguel regenta un bar en el barrio desde... desde toda la vida. El bar era de su padre y cuando Miguel contaba con dieciséis años comenzó a trabajar en él. Le ha dedicado toda la vida. Miguel tiene ahora cincuenta y un años y conoce a toda su parroquia.

Noviembre apura sus últimos días y las primeras heladas ya han dejado una capa de hielo en las calles. Este manto resbaladizo ya ha propiciado más de un susto a sus transeuntes. Es la historia de cada año: la castañera ha instalado su caseta y calienta manos y gaznate de los vecinos a dos euros la docena; el vendedor de lotería hace el Agosto en pleno invierno viendo acercarse la lotería de Navidad; los niños inician la peregrinación de cada mañana hacia el colegio, esa infinita fuente de sabiduría... y de aburrimiento para muchos de ellos. "Aprovechad y estudiad vosotros que podéis", les dice siempre Miguel. Él odiaba el colegio como el que más, pero recuerda con añoranza los tiempos en los que disfrutaba de sus amigos en el patio del colegio.

Son las nueve de la mañana y el bar apenas tiene movimiento: una pareja de peregrinos desayunan en una mesa en la esquina y Jose Luis, recién jubilado y viudo desde hace años, repasa el mentidero en la barra mientras da buena cuenta de su cortado. Alguien abre la puerta y una gélida bofetada de aire fresco entra junto a un hombre. Es un hombre adulto de semblante tímido, resulta complicado estimar su edad, pues parece pasar de los cincuenta, pero también se intuye que los castigos de su piel podrían mentirnos. Lleva un abrigo gordo muy viejo con las mangas destrozadas y un agujero en la espalda. Unos cuantes sin dedos y un sombrero improvisado con jirones de camisas viejas adornan la estampa. De los zapatos mejor no hablar, porque resulta difícil entender cómo alguien con esos zapatos no ha perdido los dedos de los pies en alguna congelación. Miguel lo reconoce al instante y le saluda efusivamente:

- Hola Julián, ¿Qué tal te va? ¿Qué vendes hoy?
- Buenos días Miguel, pues mira, hoy te vendo un saco lleno de frio...
- jajaja, es una gran oferta. No es nada fácil recolectar todo ese frío que traes. Está bien, te lo compro por un café con leche y unos churros, ¿qué te parece?

Julián aprieta los labios y asiente al tiempo que cierra los ojos. Es una mueca de agradecimiento, pero también de emoción. Julián conoce a Miguel y gracias a eso sabe que la bondad en el mundo todavía existe. Creer en las personas buenas es mucho más fácil teniendo un ejemplo delante de tus narices. En el interior de sus ojos, una lágrima aparece y recorre su alma haciéndole estremecer más que el propio desayuno que va a degustar.

- Muchas gracias Miguel, eres muy amable.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Nitidez

"Es como si todo lo que experimento en mi vida formase parte de un ruido de fondo,
una película difuminada que se desarrolla sin que le preste demasiado interés ni importancia.
Y sin embargo,
cada vez que te diriges a mi, percibo tu mensaje con una nitidez y una tangibilidad únicas.
Como si lo único importante de verdad, lo único que captase mi anteción
 fueses tú y tus estímulos."

miércoles, 28 de octubre de 2015

La princesa que olía a fresa

Esta es la historia de la princesa que olía a fresa. Sufría una extraña enfermedad de nacimiento, su cuerpo siempre había expedido ese olor a fresa. Aunque nadie lo llamaría enfermedad, ni mucho menos diría que se puede sufrir algo así, pues los efectos son bastante agradables... para los demás. Sin embargo, como la princesa estaba acostumbra a su olor no sabía a qué olían las fresas, no le olían a nada. Era como si su olfato tuviese una especie de filtro que se lo impidiese. "Todo el mundo dice que las fresas están buenísimas y huelen de maravilla, pero yo no creo que sea para tanto. Me resultan bastante sosas", pensaba la princesa cuando tenía diez años.

Cuando se hizo adolescente, tenía un montón de amigos, todo el mundo quiere tener al lado a alguien que huele tan bien y de forma natural, es agradable. Pero ella se sentía sola, no se sentía valorada como persona. Estaba rodeada de gente que siempre le decían lo bien que olía. Cuando iban a tomar algo a la cafetería, todo el mundo se peleaba por sentarse a su lado, pero después nadie le daba conversación. La princesa que olía a fresa estaba triste, empezaba a pensar que jamás conocería a alguien que la quisiese por quien era, no por lo bien que olía.

Un buen día conoció a un hombre alérgico a las fresas. Al principio, este no podía ni olerla porque le daban asco las fresas. Había desarrollado esa adversión hacia todo lo que le recordase a la fruta que le provocaba urticaria e inflamación. Sin embargo, el muchacho observaba a la princesa desde la distancia y sentía curiosidad, le parecía que tenía que ser una chica muy interesante. Ella siempre comía helado de postre (incluso en invierno) y no le importaba reirse a carcajadas, incluso en medio de la cafetería; y eso es típico de personas interesantes.

Un día todavía mejor que el del párrafo anterior, el chico decidió que tenía que superar su fobia a las fresas y acercarse a la princesa. Poco a poco, se fueron acercando y consolidando una relación fuerte y sincera. Hasta que al fin, durante una cena romántica en una preciosa noche de verano, él le pidió formalmente empezar una bonita relación amorosa. "Por fin encuentro a alguien que no está conmigo por mi olor, sino porque me quiere de verdad", pensó la princesa.

FIN.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Que força é essa

 ¿Qué fuerza es esa, amigo, que sólo te queda obedecer?

¿Qué fuerza es esa? Será el amor. Pues cuando el amor existe dentro de tí, sólo te queda obedecer. Es inútil resistirse, resulta vano oponerse, jamás podrás esquivarlo. Cuando el amor aparezca, si es que lo hace, no podrás  hacer otra cosa que no sea la de amar, amigo.

¿Qué fuerza es esa? Será la pasión. Pues cuando algo te apasiona, entregarás tu cuerpo y alma, le dedicarás cada minuto de tu vida. Esa pasión formará parte de tí y tú alimentarás a esa fuerza. Cuando la pasión por algo aparezca, si es que lo hace, no podrás hacer otra cosa que dejarte llevar, amigo.

¿Qué fuerza es esa? Será un apretón. Pues cuando la necesidad de ir al baño aparezca, que aparecerá, no podrás hacer otra cosa que ir, amigo.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Ausente

Me incorporé a la realidad tras horas de meditación. Había estado tanto tiempo distraído en mis pensamientos que cuando mi cerebro bajó al mundo terrenal, descubrí que la taza de café se había volcado sobre los papeles que había en la mesa y estaban empapados. ¿Cuánto tiempo llevarían así? Sinceramente, no tengo la menor idea. Podría haber sido un cigarrillo y haber salido de mi ensimismamiento en medio de un incendio. Hubiese sido igual de posible... Es una suerte que no fume.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Coherencia

Julián vive solo. Ve cosas raras. A veces. Le gustan la mayonesa en los bocadillos y los pijamas a rayas. Azules. Una noche se acerca al cubo de basura y ve un brick de leche vacío, observa que esta doblado, pero de forma distinta a como él suele hacerlo. Son las 22.34 horas. Definitivamente hay alguien más en la casa, alguien se ha colado y ha doblado el brick antes de tirarlo a la basura. Julian tiene hambre, abre la nevera y descubre que esta está vacía. Solía rebosar de sueños y fantasías que le alimentaban... pero ahora solo queda realidad, dura e impasible realidad. Infalible. Su semblante actual es esquelético, nada habitual, anti ecléctico. No alimenta su cuerpo ni su alma desde... Julián ignora al espejo, lo convida a ración doble de olvido cada noche. Ni siquiera recuerda quién es Ramón... o Julián, o comoquiera que se llamase aquel individuo que cohabitó una vez conNINGUNA importancia posee ya. Otra vez rugidos en su estómago, otra vez poemas para cenar. Un gato amarillo sobre el sofá. Julián se va a dormir sin meditar. Alors on danse.



miércoles, 30 de septiembre de 2015

Amor temporal para siempre


Esta es la curiosa inscripción que me encontré hace un par de días pintada en una mesa en un aula. Es una de esas típicas inscripciones que hacen los estudiantes cuando no están atendiendo a la clase. Anhelan a su amor platónico o andan ensimismados en sus fantasías románticas y dejan constancia de sus sentimientos de la forma más artística que consideran oportuna: una inscripción con tipex en la mesa de su clase.
El caso es que esta inscripción es especial porque el sujeto que resulta amado no es una chica ni un chico, ni siquiera es una persona, animal o ciudad... ¡se trata de un año! Supongo que el 2013 supuso un periodo extraordinario para Jorge, que le permitió vivir experiencias maravillosas que jamás olvidará y que ese año es una almazuela de 365 días que guardará siempre en su corazón. Supongo que sí, que existe el amor temporal, que uno puede enamorarse de un año de su vida (enamorarse de un año que no has vivido sí que sería un amor temporal platónico) y supongo que puedes dedicarle una inscripción de lo más curiosa. Bravo Jorge, os deseo todo lo mejor a ti y a tu 2013, que seáis felices para siempre.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Yo solo quiero

Yo solo quiero una de esas ventanas antiguas, con marco de madera y uno de esos cristales que deforman ligeramente la imagen del exterior. Y nieve fuera, quiero un Diciembre nevado a través de esa ventana. Y una chimenea en el interior, un cálido fuego encendido junto al que beber café a este lado de la ventana. Y una instancia con suelo de madera, un sofá junto a la chimenea, una gran mesa detrás, vigas vistas en el techo, una cocina enorme y una cafetera humeante en el fuego. Quiero una taza de café descansando sobre la mesita que bienexiste* entre el sofá y la chimenea. Y otra taza en mis manos para disfrutar con todos los sentidos de ese café. Me quiero a mi en ese sofá y quiero una sonrisa en mi cara. Una sonrisa cálida, arropada por la más absoluta de las calmas que proporciona un corazón alegre. Quiero mis sentidos aletargados. Mi tacto estimulado por las diferentes fuentes de calor: el fuego, la taza, esos labios... Mi olfato distraído con el olor de los jazmines que descansan en el jarrón sobre la mesa, con el aroma de ese pelo... Mi gusto apasionado con el sabor a café de esos besos y mi oído encantado con el crepitar del fuego que acompaña a esas carcajadas. Mi vista absolutamente desprovista de pragmatismo, atrapada en el magnetismo de esa mirada de ojos tan intensos... Te quiero a tí, junto a mi, en ese sofá, dentro de esa atmósfera que existe en torno a esa ventana. Yo sólo quiero una de esas ventanas...





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*: necesito un verbo para denotar el hecho de que la mera existencia de algo o alguien, sin ningún otro objetivo ni pretensión, haga del mundo (o la percepción que yo tengo de él) un lugar mejor. Por ejemplo, "Esa mesilla que hemos puesto aquí bienexiste, porque sostiene de manera magistrar mi taza de café" o "Tú bienexistes aquí y ahora. Soy feliz."

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Conversaciones robadas (II)

· ¡Miguel, lo que no puedo discutirlo no lo discuto! [En tono de discusión].

· ¡El que mate al dragón Kaguru conseguirá un millón de euros! [Niños jugando].

· Yo nunca te impedí ser un niño... [Por teléfono].

· - ¿Te gustan los helados?
  - Sí
  - ¿Y el Dragon Khan?
   [En el autobús].

· - Gírate, ¡gírate!
  - ¡Ya voy! Ya estaba girando, pero me caía y no podía...
   [Conversación entre una madre y su hija ciega, al bajar del autobús].


                                                             [Esta entrada es un Cajón con retales]

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Otra vez

Otra vez las 2:00 AM, otra vez con el poeta, otra vez tú... Otra vez el vacío, otro desplante con hastío. Otra vez las tripas arañadas, otras musas mal folladas. Otra vez tu ausencia, discusión con mi conciencia. No quiero un contigo pero tampoco puedo un sin ti. Otra noche que no duermo, otro día que no viví. Otra rima sin rimar, otra historia sin contar...

Otro texto sin final.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

(no tengo) Nada que escribir

No tengo nada que escribir y por ello no escribiré nada. En serio, no tengo nada interesante que contar. No estoy intentando parecer interesante ni es un truco ni artimaña para ocultar ningún mensaje. Nada que escribir. No hay nada en mis manos que merezca ser contado. No tengo nada que escribir. Nada que escribir por ahora. Este texto no debería de existir porque no tengo nada que escribir. Nada. No dispongo de ocurrencias que relatar. No hay duende que convierta en texto lo cotidiano. No tengo nada que escribir. Esta mañana me levanté y no había ideas fluyendo de mi cabeza, no había ascuas que me quemasen, ninguna necesidad de materializar ningún pensamiento. Simplemente no tengo nada que escribir. Créeme cuando te digo que estás desperdiciando un valioso tiempo al leer esto porque estoy siendo sincero, no hay nada que contar, nada que escribir. No es que no haya nada que escribir, pero yo no tengo nada que escribir. Lo he dicho antes, no tengo ideas buenas que contarte ni tampoco la inspiración para contar ideas malas de forma atractiva. Es simplemente... que no tengo nada que escribir. ¿Por qué he puesto entre paréntesis el comienzo del título? Pues porque... me parecía que quedaba mejor. Creo que ofrece cierta variedad en cuanto al significado: por un lado deja claro que no tengo nada que escribir y por otro lado puedes quedarte con el más genérico titular de "Nada que escribir", que suena como más periodístico... Pero la realidad es que no tengo nada que escribir, de verdad.

miércoles, 26 de agosto de 2015

1de5: Las piernas

Él es la fuerza, el músculo. Tener un sueño y perseguirlo hasta conseguirlo, contra convenciones sociales, contra imposibles. Espíritu de sacrificio, de superación. Que vengan mal dadas, que ya se echará un saco de intentos al hombro y subirá a lo alto del monte a desenfundarlos uno tras otro. Ya dormitará a la intemperie, con un ojo abierto; ya cavará una trinchera, para soportar el viento; ya caminara por la nieve, aunque le llegue hasta la cintura; ya construirá cercos, para que no se escape la oportunidad. Lo dará todo en cada intento, aunque sepa que no es el definitivo. Lo dará todo cada vez, lo dará todo por ti. Nobleza pura que solo podía haber nacido de El corazón.

miércoles, 19 de agosto de 2015

1de5: El cerebro

Es una esponja de conocimientos y sentimientos. Todo puede ser interesante y a todo le puede sacar partido. Es capaz de aprender algo de cada persona que conoce, de todas y cada una de ellas. Inteligente con alto coeficiente intelectual e inteligente emocionalmente. Siempre sabe exactamente en qué momento de la vida se encuentra... y en el que tú te encuentras, es una brújula temporal. Escuchador, sabe escuchar y lo practica continuamente. Te escucha, deja que hables, te pregunta, te pone en aprietos, hace que te esfuerces hasta en lo mas mundano, saca lo mejor de ti, te exprime. Después absorbe la conversación y la almacena en su enorme base de datos, que ya lo utilizará para ayudar a alguien más adelante. Tiene tantos datos y los comparte tan gustosamente que inspira a todo aquel con quien comparte una conversación, una sola es suficiente. Él es una estrella que explota y es cada uno de los cuerpos celestes que se crean tras la explosión. Un ejemplo a seguir, en todo.

miércoles, 12 de agosto de 2015

1de5: El corazón

Él es la fe en la humanidad. La bondad como forma de vida. Dispone del ingenio necesario (que no es poco) para encontrar una explicación a la aparente maldad y entender a las causas perdidas. Es capaz de encajar un bofetón en cada mejilla, uno por costilla, uno en cada día... y uno más. Y jamás lo verás perder la fe. Jamás se rendirá. No es idiota, claro que ve las injusticias, la gente que se aprovecha de otros, los robos... tiene especial sensibilidad a este tipo de sucesos y es muy crítico, pero simplemente prefiere hablar del lado bueno de las cosas, prefiere guardar sus juicios y bilis para comentarlos únicamente cuando sea necesario, cuando alguien pueda aprender al escucharlos, cuando encuentre la ocasión (que la encontrará) de demostrar a alguien que ha actuado mal, de hacerle ver que puede mejorar. Ha alcanzado una privilegiada posición en la que no deja que nimiedades le impidan ser feliz, promover la felicidad. Simplemente está a otro nivel, difícil de imaginar, complicado de entender, imposible de alcanzar para el resto de mortales.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Carta de un ingenuo

- Me dijeron que el dinero era una forma de valorar el trabajo: "si quieres dinero, trabaja".
- Me dijeron que si estudiaba y sacaba buenas notas conseguiría el trabajo que quisiera.
- Me dieron que solo necesitaba esfuerzo y trabajo duro para llegar a donde quisiera.
- Me dijeron que debía ser buen chico, porque si no me iría mal.
- Me dijeron que "si lo dice la tele es verdad".
- Me dijeron que el que roba, va a la cárcel.
- Me dijeron que las buenas personas son idiotas.

Me dijeron todas esas mentiras. La culpa fue mia por creérmelas.
Ahora solo me queda:

+ Despreciar al dinero hasta el punto de que si no me lo pidiesen para hacer cosas que me gustan, me olvidaría de que existe.
+ Estudiar como nadie para aprehender conocimiento y trabajar en lo que me de la gana.
+ Trabajar hasta partirme los huesos y el alma para llegar a donde quiera, ignorando las colas o los millones de personas que estén esperando para entrar en ese sitio.
+ Sonreír cuando me intenten pisotear porque desde la posición que he alcanzado, la maldad no me duele.
+ Apagar la televisión.
+ Desear que disfruten lo que me han robado, porque si se han molestado en quitármelo es que lo necesitarán más que yo.
+ Compadecerme de aquellos listos que tienen miedo de las buenas personas, porque cuando me vean aparecer y observen TODO lo que he conseguido, se les vendrá el mundo abajo.

miércoles, 29 de julio de 2015

Amigo Neruda

Amigo Neruda, lo siento mucho pero yo la noche inmensa, la oigo menos inmensa sin ella. Las infinitas posibilidades que ofrece la nocturnidad se desploman al unísono cuando me doy cuenta de que cada uno de esos miles de segundos van a ser enterrados en una fosa común, de manera anónima. Potencial ilimintado condensado súbitamente en un fugaz instante de vacío.
En cambio, la noche inmensa, se torna más inmensa cuando la noche es noche a su lado; cuando lo solucionamos todo sin solucionar nada; cuando desgastamos la ciudad con nuestras suelas y los sueños con nuestra imaginación; cuando con cada minuto hacemos un precioso origami que guardar para el recuerdo, incluso con los minutos de silencio. Mirar sus ojos en lugar de dormir, ¿existe un éxtasis más esquizofrénico y placentero?
Puedo escribir los versos más menos esta noche. Escribir, por ejemplo: "yo no escribo versos".

miércoles, 22 de julio de 2015

De ventanas, lluvia y asfalto

Tengo la mirada perdida en la lluvia que cae sobre el asfalto a través de la ventana;
en el asfalto golpeado una y otra vez por la lluvia que veo a través de la ventana.
Tengo la mirada perdida, que atravesando la ventana se clava en el asfalto como una gota de lluvia más;
que atravesando la ventana se mezcla con la lluvia al impactar contra el asfalto.
Tengo la mirada perdida bailando con la lluvia al otro lado de la ventana, encontrándose en el asfalto;
tirada sobre el asfalto, al otro lado de la ventana, empapándose de lluvia.

Ensimismado, pienso en la variable aleatoria que cuenta el número de veces que una gota de lluvia se fusiona con mi mirada. Imagino que esa variable sigue una distribución geométrica y busco la gota que consiga traerme la paz conmigo mismo... pero me temo que el parámetro de esa distribución geométrica es cero.

miércoles, 15 de julio de 2015

A deshoras

Las vísceras me piden ira. Tienen rabia, impotencia, nervios, arañan mis entrañas hasta perforar y atravesar mi piel. Desde dentro. Me piden destrucción, aniquilar el orden, asesinar la calma, dejarlo todo patas arriba... despeinarme.

La mente, en cambio... suscribe.


Moralejacuando despierto en la noche escuches las campanadas de las 3, ese cuarto café del día, vespertino, será quien te acompañe.

miércoles, 24 de junio de 2015

Sobre el día y la noche

Hoy no quiero verte, me da pereza pensarte, no me apetece olerte, sentirte, hablarte, escribirte... Tu presencia en mi vida es sólo un lejano recuerdo difuminado (como esos sueños que terminan por mimetizarse en la amalgama de tus recuerdos debido a lo poco extraordinario de su naturaleza). Hoy no te echo de menos, mis manos no te buscan, mi cerebro ni siquiera siente las agujetas después de conversar con el tuyo. Estoy escribiendo sobre tí, sí, pero con la indiferencia propia de lo anodino y lo corriente. Hoy no tienes los ojos más bonitos que jamás he visto, hoy no me hace daño tu perfume, hoy sí se cómo no decirte lo que siento. Esta mañana la compartiré con mi viejo amigo Apolo, dejaré que me convide a unos rayos de luz con su agradable efecto amnésico, disfrutaré de unas horas de asepsia memorial... que ya llegarán las flechas de Artemisa para recordarme que sigues ahí, ya llegará la noche y volveré a sangrante, ya volveré a destilar tu esencia por cada poro de mi piel.

miércoles, 10 de junio de 2015

Buenos días

Te despiertas justo cuatro minutos antes que el despertador, sonríes y decides arroparlo para que no se despierte. Hoy le has ganado y no hace falta que empiece a cantar.
Te levantas, con pasos metódicos que tu cuerpo recuerda sin necesidad de que tengas que pensar en hacerlo, recorres el pasillo hasta la cocina. Preparas una cafetera, enciendes el fuego y te deslizas de nuevo por el pasillo hacia una ducha frugal pero determinante.
Sales justo a tiempo de apagar el fuego y retirar la cafetera, con el pelo a medio secar y la toalla por la cintura.
Te medio vistes, con el torso todavía desnudo. Estamos a primeros de Junio y el calor empieza a reclamar su protagonismo desde el punto de la mañana. Acudes a la cocina, a la cita que tienes con el café. Está especialmente atractivo esta mañana, le confiesas que es más interesantes al natural, que no necesita azúcar ni ningún edulcorante para lucir su potencial, su magia, su encanto...
Terminas el desayuno y dejas la taza en el fregadero para que la friegue otro... tu yo del futuro en concreto. Te pones la camisa, te sientas a la mesa de trabajo, enciendes el ordenador y comienzas a producir. "Buenos días", regalas una sonrisa adjunta con el saludo a tu yo frente al ordenador... y comienzas a teclear: "Te despiertas justo cuatro minutos antes que el despertador..."

miércoles, 3 de junio de 2015

Café

· Todavía sonrío al recordar aquel café con crêpes que tomamos en París.

·  "Estás especialmente atractivo esta mañana"  susurra acercándose la taza a los labios. "De hecho, eres más interesante al natural, no necesitas azúcar para lucir tu aroma, tu magia, tu encanto..."

· ... centrando la mirada en mi taza de café para decirte aquel primer "te quiero".

· Estaba tan nervioso aquella primera vez que tuviste que ser tú quien, con la calma que me habías robado momentáneamente, pidieses el café.

· ... y siempre trató de atrapar aquellos momentos de Café & Matemáticas coleccionando aquellas fotos.



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miércoles, 27 de mayo de 2015

Brutal

Impresionante. Brutal. Un mensaje de apenas un par de minutos que impacta contra mi cerebro y despeina mis ideas. Mi cabeza, que como de costumbre estaba distraída con entes del mundo de las ideas, queda paralizada, aterrada, inmóvil, incapaz de reaccionar ante la aterradora escena. El spot utiliza la recurrente estrategia de jugar con la sensibilidad del espectador. Tratan de venderme una película ambientada en un país con una guerra y no dudan en utilizar la imagen de una madre y un niño de apenas diez años para ello. Un francotirador debe decidir si lo que lleva el niño entre
sus manos es una granada, y por tanto disparar para evitar un "mal mayor", o no disparar. El problema ya no es ni siquiera mi mayor o menor insensibilización ante esta clase de escenas, de eso ya se encargan a diario, el shock me invade cuando me doy cuenta de que esa decisión es REAL. Alguien en algún lugar del mundo se ha enfrentado a esa disyuntiva y ha tenido que tomar una decisión; hay una persona cuyo trabajo es precisamente ese. Quizás no es algo que se presente de manera tan cinematográfica ni tan esquemática, aunque quizás sea exactamente así. Pero hay personas que tienen que decidir si otra persona debe seguir viviendo o no. Y digo PERSONAS que deciden sobre PERSONAS, no alguien en un despacho que decide sobre un "número" o sobre "incidentes" que se interponen entre su objetivo y su situación actual. Empiezo a entender el por qué un soldado debe sólo obedecer y no tomar decisiones: es útil, también, para protegerles a ellos mismos.
No se, supongo que le doy demasiadas vueltas a las cosas, que es sólo el trailer de una película. Supongo que soy un individuo defectuoso, uno de los que TODAVÍA no se han insensibilizado del todo.
Supongo que sólo es cuestión de tiempo...

miércoles, 20 de mayo de 2015

Locura

Cuando percibes frugalmente que has perdido la razón y tus ideas caminan en un sinsentido de laberinto, es cuando te preguntas en qué momento alcanzaste ese nivel de desquicio; en qué preciso instante comenzaste a vagar por la noches de las calles más peligrosas sin camisa ni mirada. Es entonces cuando tu cuerpo aletargado se separa de tu mente, ebria y libertina, y deja que ésta baile con la locura. Míralas, se comportan de manera sucia e inmoral... esa puta mal llamada locura, que por no ser, no es efable ni existente. No lo es. No es. Locura... que nombre más ridículo. ¿Quién es esa locura? ¿De dónde ha salido?
La locura es lo que dice "el compadre David"; la locura es de lo que habla el Kutxi; la puta locura es, ni siquiera sentirse solo sin tí; la locura es trasegar, sin más ni más... en fin, sin más ni más.





miércoles, 13 de mayo de 2015

Borradores

· Él dibuja ciuades enteras con su cuaderno, empleando litros de tinta. Un litro, una ciudad. Tantos detalles como quepan en un litro de tinta...

· Sólo quiero saber que viví sin herirte,
sólo quiero vivir sin saber que te perdí.

· Me encantaría tenerte delante esta misma noche, en este preciso instante, para mirarte a los ojos y decirte... y decirte nada; sólo para mirar cómo tus ojos miran a los míos. Para eso me gustaría tenerte delante esta misma noche.

· Y me di cuenta de que no importa lo que hagas antes de dormir, no importa si piensas en mil cosas o si simplemente te das la vuelta y cierras los ojos; el mundo no necesita que soluciones sus problemas. Al final, el sol saldrá a la mañana siguiente de todas formas.

· Me gusta pensar que la distancia a la que está la luna es, exactamente, la mitad de la distancia entre mis ojos y los tuyos. Porque la distancia entre dos miradas es una función que sólo está definida si esas miradas se cruzan...


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miércoles, 6 de mayo de 2015

El lenguaje de los sueños

Los deseos están escritos en una lengua extraña,
la lengua de los sueños:
----------------------------------------------------------------------------++++++++++++++++++++++

Cuando pones en orden tus sueños,
tan sólo tienes una enorme lista de sensaciones incomprensibles:
-----------+------------+----+++++-+----+----+---+----+----+---+----+----+---++++++---------------

Has de tener paciencia y criterio para, poco a poco, ir dando
pequeños pasos que te acerquen a tu deseo:
-----------+-- ----------+--- -+++++-+----+- ---+---+----+- ---+---+----+- ---+---++++++- --------------

Sólo de esta forma, podrás centrarte y esforzarte lo suficiente
hasta dar forma a eso que tanto ansías:
-----------+--
----------+---
-+++++-+----+-
---+---+----+-
---+---+----+-
---+---++++++-
--------------

miércoles, 29 de abril de 2015

La bellota que valía un Nobel

Tengo la enorme suerte de compartir inquietudes y de investigar con una persona muy peculiar. Describiré mi modo de interactuar con él mediante una metáfora que creo describe a la perfección el proceso.
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Parte de mi trabajo (y confieso que mi pasión) es estudiar la flora. De modo que de vez en cuando me pongo el traje de campo, las botas y salgo al bosque en busca de cosas interesantes. Si tengo suerte, hayándome yo oteando el horizonte con mis prismáticos, logro diferenciar en lontananza un ente que atrapa mi atención. Es entonces cuando, emocionado por mi descubrimiento trato de hacer un esbozo del ente observado y garabatear algunas características que me parece que lo describen y diferencian del resto. Con esta información suelo ir a hablar con mi colega, experto en la materia, le muestro lo que he encontrado y le pido su opinión. Él siempre muestra un interés impoluto y escucha con atención mis atropelladas descripciones:
    - Lo que he visto es una especie de objeto, flotando en el aire, tiene forma ondulada... es como verde pardoso, pero según se mire puede ser marrón... El caso es que tiene una forma interesante...
Él se dedica a descifrar lo que le estoy contando y sentencia:
    - Eso de lo que hablas es una hoja.
    - ¿Una hoja? ¿Así que ya tiene nombre?
    - Sí, es una hoja, y pertenece a un árbol de más de dos siglos... Tienes el árbol justo detrás tuyo, cuidado no te tropieces con sus enormes raíces.
    - (¿Y este árbol? ¿De dónde narices ha salido? ¡Cómo es posible que no lo haya visto!) -- pienso desconcertado.
    - La hoja de la que me hablas está bien, tiene una forma bonita y curiosa, pero lo que creo que es realmente interesante es lo que tiene debajo... parece como si hubiese un fruto escondido...
    - (En serio, ¿este árbol ha estado aquí todo el tiempo? ¿Pero cómo puede vislumbrar ningún fruto con lo lejos que está?) -- continúa mi desconcierto.
Nuestra primera reunión suele terminar en este punto y el siguiente encuentro no se hace demorar demasiado:
    - He estado pensando en el fruto del que hablamos ayer, ahora lo veo claro: la hoja es de roble, he recordado un libro en el que hablan de este árbol. Y hace unos años dos investigadores, canadiense uno y estadounidense el otro, escribieron un trabajo sobre una enorme rama de ese roble, nuestra hoja pertenece a ESA rama. He estado pensando en ello y creo que efectivamente debajo de la rama hay una bellota de la que no se ha hablado, pienso que podemos centrarnos en estudiarla...
    - ¡Esta rama la conozco! Leí el trabajo de los investigadores, pero no había caído en que podría estar relacionada con nuestra hoja.
    - Sí, vamos a seguir estudiando la bellota, creo que podría ser interesante, has tenido una buena idea.
    - (¿Una buena idea? Si todavía estoy sorprendido por el árbol...)
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Un buen día, durante una reunión de curiosos, le comenté a mi colega que había visto una especie de objeto flotando en el aire... (ya sabéis). Se siguió el protocolo habitual de nuestros encuentros y dejamos la conversación en espera, en una parte latente de nuestro cerebro, pero seguimos con nuestras ocupaciones habituales durante un par de semanas.
Pasado ese tiempo, me llamó y me comentó que la bellota que había intuído en esta ocasión era realmente interesante y que, de hecho, le había valido el Premio Nobel de Economía a un tipo ruso en el 1973... Me explicó, de un plumazo y como si fuese algo con lo que estaba familiarizado desde siempre, la esencia de la idea que había valido el Premio Nobel, me dijo que la teoría desarrollada alrededor de la bellota por el tipo ruso sigue utilizándose actualmente para estudiar la economía de los países... y continuó regalándome más detalles técnicos durante un buen rato para terminar enlazando con la siguiente frase, que es el comienzo de otra historía que os contaré en otra ocasión: "Como ya se sabe bastante sobre esta bellota, volvamos al estudio de la hoja que me mencionaste, porque he visto que...".

miércoles, 22 de abril de 2015

Escríbeme

Escríbeme. Echo de menos tu caligrafía. Quiero ver los bonitos vestidos que les ponías a las letras, quiero ver sus peinados, la característica forma en que las acicalabas para su importante cita con el papel. Porque todos los libros han sido escritos para ser leídos, cada encuentro que las letras tienen con el papel es un hito importante, algo que se debería de estudiar en las escuelas. Aún recuerdo cuando admiraba, ensimismado, la belleza del desfile que componías cada vez que escribías. Todavía mantengo aderido a mi hábito de escribir, marcado a fuego, el complejo por las críticas que hacías sobre lo minúsculas y horribles que eran mis letras... que siguen siendo en realidad, porque no he conseguido mejorarlas. Dicen que en nuestra escritura quedan reflejados detalles de nuestra personalidad. Observando la forma en la que has escrito, no puedo estar más de acuerdo pues tu escritura y tu personalidad son, esencialmente, únicas y extraordinarias.

miércoles, 15 de abril de 2015

Tinta en los pulmones

Empieza en cada uno de los ínfimos capilares que hay en tus manos. Una sustancia oscura casi negra, procedente de los músculos, se filtra a través de las paredes de los vasos y ensucia tu sangre. Recorre un largo camino a través de las venas, deslizándose por todo tu cuerpo sin llegar a infectar ningún órgano a pesar de la asquerosa apariencia de la sustancia. Mezclada con la sangre, forma una especie de chapapote que arrastra toda la suciedad por el torrente sanguíneo. Se precipita hacia tu pecho apoderándose cada vez más de la situación, aumentanto el porcentaje de concentración en sangre; cada vez más oscuro, cada vez más espeso, cada vez más corrupto... Todo tu cuerpo expide hacia adentro esa tóxica sustancia que rechaza y necesita desterrar. La negra marea llega tus pulmones, se filtra por los alveolos y se adhiere fuertemente, aferrándose, a las paredes de tus pulmones, que empiezan a exudar una viscosa y sucia esencia. El interior de tus pulmones acumula líquido hasta que, de manera instintiva, toses para intentar expulsarlo. Intentas no ahogarte, tu cuerpo trata de sobrevivir esputando fuertemente una y otra vez. Hace lo necesario para no sucumbir ante el mal... por necesidad, no por placer ni conveniencia. Por necesidad.

¿Que por qué escribo? No es porque sepa hacerlo ni porque me guste la sensación; no es por gusto ni lo hago cuando me apetece... Escribo porque, de manera instintiva, mi alma trata de no ahogarse. No elijo el momento, el lugar, ni el modo de hacerlo, simplemente "sale ardiendo de mi". Ya lo digo Charles, si no es así... "no lo hagas".

miércoles, 8 de abril de 2015

Tormenta en una noche de sábado

Sentado a la mesa juega con una taza en silencio. Despeinado y cabizbajo, rodea el borde de la taza con la yema de sus dedos, viajando también en círculos sobre los mismos recuerdos una y otra vez. Recuerda cuando solía preparar el mismo brebaje. Coge una piza de polvo de color ligeramente azulado y lo añade a la mezcla de la taza. Al momento, una niebla blanca y abundante comienza a precipitarse desde el interior de la taza hacia la mesa. Recuerda cómo solías pedirle que preparase un poco de ese brebaje en aquellas noches lluviosas de sábado. Recuerda perfectamente la última vez que lo preparó. Cómo le mirabas, atenta, observante de cada gesto, asombrada por su capacidad para utilizar las cantidades exactactas de manera tan precisa pero despreocupada, pues él siempre añade los ingredientes a "pizcas". Se muerde el labio inferior y niega con la cabeza mientras percibe tu olor de aquella noche. Tú, impaciente por comenzar el ritual, te quitabas la camiseta mientras él te besaba el cuello y te invitaba a tumbarte sobre el sofá. Con la misma taza nebulosa en una mano, tomaba una cucharada y la derramaba sobre tu muñeca izquierda. Puede escuchar tu pequeño grito por la baja temperatura del brebaje, pero también recuerda tu sonrisa inmediata posterior, conocedora de lo que vendría después. Recuerda el olor de tu pelo recién lavado, extendido bajo tu cabeza, y puede recrear cómo estirabas tu cuello echando la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos y centrándote en lo que tu cuerpo comenzaba a sentir. Recuerda perfectamente cómo acariciaba tu brazo, tu codo, tu hombro, tu oreja izquierda... Cómo, tomando otra cucharada colmada y humeante, la derramaba en tu ombligo. Le duele cada uno de esos pensamientos, por formar parte del pretérito perfecto, pero puede sentir la felicidad que disfrutaba al verte estremecer tras aquella cucharada sobre tu ombligo. Tu columna vertebral se curvaba, levantando tu vientre y arqueando todo tu cuerpo, dejando escapar un gemido tras otro. Tus manos se aferraban como podían al sofá, tus labios se tornaban blancos por la presión que tus dientes les hacían al morderlos, tus piernas comenzaban a bailar de manera arrítmica, interrumpidas por los espasmos involuntarios que acometían tu cuerpo entero una vez tras otra. Tu garganta dejaba de tener dueña ni límites y empezaba a dejar escapar auténticos gritos de placer. Todo lo demás en el mundo desaparecía, sólo importábais los dos y tu cerebro se centraba única y exclusivamente en sentir el máximo placer posible, el único objetivo de aquellos momentos era tratar de no perder la conciencia, disfrutar del mejor orgasmo de tu vida. Como cada vez. Todos esos recuerdos, que esta noche se amontonan al intentar entrar en esa taza sobre la mesa, parecen discutir con la niebla que escala por las paredes del recipiente y sale a borbotones, de manera continua pero descontrolada. En cuarquier caso, esas ideas del pasado le duelen demasiado, tú ya no estás aquí y eso se le antoja insoportablemente doloroso. Aparta la mirada al mismo tiempo que con un gesto descuidado con la mano, vuelca la taza y hace derramar el divino brebaje sobre la mesa de madera. Se levanta de la silla y sin volver la vista ni prestar la mínima atención al desaguisado que reina en la mesa abandona la cocina.

miércoles, 1 de abril de 2015

Descubierto

Permíteme que esta noche camine por la peligrosa oscuridad...
...para levantar la mirada al cielo y disrutar de su libertina inspiración.

Permíteme que esta noche salga a la calle con la camisa desabrochada...
...para empaparme hasta los huesos de esta lluvia espesa y reirme a carcajadas por las cosquillas de las gotas.

Permíteme que esta noche hable con desconocidos...
...para escucharles y aprender todo lo que su locura quiera contagiarme.

Permíteme que esta noche rompa algunas reglas...
Prometo volver y amar la vida con más ganas que nunca.


Permítme que hoy salga sin gafas de sol, sin chubasquero; déjame que hoy escuche rock, deja que esta noche sea sincero.

miércoles, 25 de marzo de 2015

El tiempo

Dicen que el tiempo lo cura todo. Yo creo que no es cierto; creo que, de hecho, el tiempo duele. El tiempo es cruel e impasivo; frio,  irreverente  y despiadado, no le imporan situaciones personales, deseos ni súplicas de ningún ser vivo.
Dicen que cualquier corazón herido cicatriza, que el paso del tiempo es un cirujano que cerrará la herida y que los minutos, horas, días y años son los puntos que utiliza para ello. Yo creo, sin embargo, que el corazón mantiene una lucha encarnizada a contrareloj. Que durante nuestro camino, durante ese periodo en el que intentamos seguir adelante y superar la pérdida, derrota o desgarro de nuestro corazón (y alma), el tiempo lanza terribles ataques, hordas de minutos que son enviados a estrellarse uno tras otro contra nuestro corazón. Cada minuto cumple con su acometida contra los muros que tratamos de construir, impacta de manera brutal y explota tratando de causar el máximo daño y destrozo posible. Creo, que en cada latido, el corazón pretende quitarse de encima la escoria provocada por los impactos de los desalmadaos soldados. Creo que con cada arrebato que logramos superar, nos hacemos más fuertes e inmunes a ese paso del tiempo, a ese miedo a la soledad de la batalla y al pánico que genera el pensar en la reconstrucción de nuestra psique después de la terrible lucha.

miércoles, 18 de marzo de 2015

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No te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te
quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero
no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te
quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero,
no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te
quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, 
no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te
quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, 
no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te
quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, 
no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te
quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, 
no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te
quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, 
no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te quiero, no te
quiero, no te quiero, no te quiero. Pero te quiero.