miércoles, 28 de octubre de 2015

La princesa que olía a fresa

Esta es la historia de la princesa que olía a fresa. Sufría una extraña enfermedad de nacimiento, su cuerpo siempre había expedido ese olor a fresa. Aunque nadie lo llamaría enfermedad, ni mucho menos diría que se puede sufrir algo así, pues los efectos son bastante agradables... para los demás. Sin embargo, como la princesa estaba acostumbra a su olor no sabía a qué olían las fresas, no le olían a nada. Era como si su olfato tuviese una especie de filtro que se lo impidiese. "Todo el mundo dice que las fresas están buenísimas y huelen de maravilla, pero yo no creo que sea para tanto. Me resultan bastante sosas", pensaba la princesa cuando tenía diez años.

Cuando se hizo adolescente, tenía un montón de amigos, todo el mundo quiere tener al lado a alguien que huele tan bien y de forma natural, es agradable. Pero ella se sentía sola, no se sentía valorada como persona. Estaba rodeada de gente que siempre le decían lo bien que olía. Cuando iban a tomar algo a la cafetería, todo el mundo se peleaba por sentarse a su lado, pero después nadie le daba conversación. La princesa que olía a fresa estaba triste, empezaba a pensar que jamás conocería a alguien que la quisiese por quien era, no por lo bien que olía.

Un buen día conoció a un hombre alérgico a las fresas. Al principio, este no podía ni olerla porque le daban asco las fresas. Había desarrollado esa adversión hacia todo lo que le recordase a la fruta que le provocaba urticaria e inflamación. Sin embargo, el muchacho observaba a la princesa desde la distancia y sentía curiosidad, le parecía que tenía que ser una chica muy interesante. Ella siempre comía helado de postre (incluso en invierno) y no le importaba reirse a carcajadas, incluso en medio de la cafetería; y eso es típico de personas interesantes.

Un día todavía mejor que el del párrafo anterior, el chico decidió que tenía que superar su fobia a las fresas y acercarse a la princesa. Poco a poco, se fueron acercando y consolidando una relación fuerte y sincera. Hasta que al fin, durante una cena romántica en una preciosa noche de verano, él le pidió formalmente empezar una bonita relación amorosa. "Por fin encuentro a alguien que no está conmigo por mi olor, sino porque me quiere de verdad", pensó la princesa.

FIN.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Que força é essa

 ¿Qué fuerza es esa, amigo, que sólo te queda obedecer?

¿Qué fuerza es esa? Será el amor. Pues cuando el amor existe dentro de tí, sólo te queda obedecer. Es inútil resistirse, resulta vano oponerse, jamás podrás esquivarlo. Cuando el amor aparezca, si es que lo hace, no podrás  hacer otra cosa que no sea la de amar, amigo.

¿Qué fuerza es esa? Será la pasión. Pues cuando algo te apasiona, entregarás tu cuerpo y alma, le dedicarás cada minuto de tu vida. Esa pasión formará parte de tí y tú alimentarás a esa fuerza. Cuando la pasión por algo aparezca, si es que lo hace, no podrás hacer otra cosa que dejarte llevar, amigo.

¿Qué fuerza es esa? Será un apretón. Pues cuando la necesidad de ir al baño aparezca, que aparecerá, no podrás hacer otra cosa que ir, amigo.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Ausente

Me incorporé a la realidad tras horas de meditación. Había estado tanto tiempo distraído en mis pensamientos que cuando mi cerebro bajó al mundo terrenal, descubrí que la taza de café se había volcado sobre los papeles que había en la mesa y estaban empapados. ¿Cuánto tiempo llevarían así? Sinceramente, no tengo la menor idea. Podría haber sido un cigarrillo y haber salido de mi ensimismamiento en medio de un incendio. Hubiese sido igual de posible... Es una suerte que no fume.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Coherencia

Julián vive solo. Ve cosas raras. A veces. Le gustan la mayonesa en los bocadillos y los pijamas a rayas. Azules. Una noche se acerca al cubo de basura y ve un brick de leche vacío, observa que esta doblado, pero de forma distinta a como él suele hacerlo. Son las 22.34 horas. Definitivamente hay alguien más en la casa, alguien se ha colado y ha doblado el brick antes de tirarlo a la basura. Julian tiene hambre, abre la nevera y descubre que esta está vacía. Solía rebosar de sueños y fantasías que le alimentaban... pero ahora solo queda realidad, dura e impasible realidad. Infalible. Su semblante actual es esquelético, nada habitual, anti ecléctico. No alimenta su cuerpo ni su alma desde... Julián ignora al espejo, lo convida a ración doble de olvido cada noche. Ni siquiera recuerda quién es Ramón... o Julián, o comoquiera que se llamase aquel individuo que cohabitó una vez conNINGUNA importancia posee ya. Otra vez rugidos en su estómago, otra vez poemas para cenar. Un gato amarillo sobre el sofá. Julián se va a dormir sin meditar. Alors on danse.