miércoles, 27 de abril de 2016

Mirada sincera

Últimamente me encuentro más a gusto mirándote a los ojos que hablando contigo.
Será que ya no me creo tus mentiras, que prefiero escuchar tu mirada que es más sincera. Será que me he cansado del miedo que hace vibrar tus cuerdas vocales. Será que me siento más segura colgada del abismo de tus preciosos ojos verdes que a la sombra de esa alameda sombría y silenciosa que tienes por lengua. Será que mi alma prefiere bañarse en la lujuria que reina en los rincones nocturnos a los que no llega el bullicio de tus reproches. Será que me he cansado de los "buenos días" aburridos y taciturnos. Será que tu mirada me despeina mejor que tu voz, que mi corazón escucha más a tus pestañas que a esos labios. Lo cierto es que no sé por qué será... pero últimamente me encuentro más a gusto mirándote a los ojos que hablando contigo.

miércoles, 20 de abril de 2016

Háblame del infinito


- Háblame del infinito.
- ¿Del infinito? - sonrió, le gustaba esa pregunta- El infinito es lo que no tiene fin. Todo aquello tan grande como para que no podemas vislumbrar su final, es infinito. El infinito lo contiene todo, como en el cuento del Aleph de Borges: un punto en el que puedes ver al mismo tiempo todos los puntos del universo y desde todas las perspectivas posibles, ese es El Aleph. ¿Sabías que los matemáticos usan el nombre de Aleph (o álef en castellano) para denotar a los infinitos?
- ¿Los infinitos?
- Sí, los matemáticos distinguen infinitos de distintos tamaños, unos más grandes que otros, unos que contienen a otros. Así, está el álef 0, el álef 1... Vamos a hacer un experimento, imagina dos silos enormes e idénticos que están llenos de arroz, vamos a coger arroz de uno de ellos hasta llenar una barca muy grande. Y ahora nos centramos en la barca llena de arroz y el silo que está intacto. Empezamos a vaciar el silo y la barca de manera simultánea: un grano de arroz del silo y uno de la barca, otro grano de arroz del silo y otro de la barca, otro par, y otro, y otro... Seguimos extrayendo granos de arroz del silo y de la barca a partes iguales hasta que de repente... ¡los dos se terminan al mismo tiempo! La barca contenía solo una parte del silo inicial (que es igual que nuestro silo, ahora vacío) y sin embargo se han terminado al mismo tiempo. En este caso, los matemáticos dicen que el número de granos de arroz que había en el silo es infinito. Es como si del total de un objeto, pudieses quedarte con una parte del mismo y esa parte fuese exactamente igual que el objeto inicial... De locos, ¿verdad? Pues con ese romanesco sucede lo mismo, si observas con atención un trocito pequeño del mismo verás que tiene la misma estructura que el romanesco entero. Es como si se repitiese el mismo patrón en cada ramificación hasta... hasta el infinito. De eso hablaba un señor polaco, llamado Mandelbrot, cuando contaba cuentos sobre los fractales. Y es que, el infinito puede ser algo muy grande, enorme, pero también se puede hablar del infinito hacia adentro. ¿Hasta dónde puede llegar uno haciendo introspección de su propia persona? ¿Cuántos niveles de profundidad tiene el cerebro humano? -alargó el interrogante de la última pregunta mientras su mirada se perdía asintóticamente en el anhelo. Anhelo por encontrar la respuesta, por entender cómo demonios funcionan los recuerdos y por qué es tan difícil recuperarlos cuando se han perdido. Un anhelo tan tangible que se condensó en una sola lágrima precipitada desde el acantilado de su ojo derecho; no permitió destilar una sola más, por el miedo a que dentro de esa gota de lágrima se escondiese un océano de infinitas más- Como ves, el infinito es algo poco intuitivo, puede engañar a la razón si uno no se anda con cuidado.
- ¿Infinito? -su mirada denotaba cierta curiosidad, como si esa palabra hubiese tenido algún significado para ella en un pasado lejano- Háblame del infinito.

miércoles, 13 de abril de 2016

Interrupción



No sé...

No sé si será esta mesa de madera, que me encanta; si será el olor a café sobre la mesa; tu jersey de lana; no sé si serán tus dos ojos negros clavados en mi alma, tu plena atención a nuestra conversación, mi total ausencia de esta silla en la que reposa mi cuerpo ahora... o el conjunto de todo eso. Te juro que no sé lo que es pero tengo muchas ganas de hablarte de cosas que no debo, de decirte palabras inapropiadas, de confesarte secretos a voces censuradas...

No sé, será que conforme pasan los años cada vez le tengo menos respeto a lo políticamente correcto y que cada vez me preocupo menos por respetar los tiempos y tonos en las conversaciones. Pero necesito decirtelo ahora mismo y no me va a importar interrumpirte aunque que estés hablando:

- Te quiero.



miércoles, 6 de abril de 2016

El séptimo símbolo




Según Wikipedia, los seis primeros símbolos de la imagen anterior muestran la evolución histórtica de la conjunción ampersand. Confieso que, pese haberla utilizado y representado en bastantes ocasiones, ni siquiera sabía cómo deletrear su nombre hasta hace unos instantes.

Debido a mis estudios primero y a mi trabajo después, he utilizado bastante este símbolo. Mis apuntes de estudiante están llenos de referencias al mencionado carácter y lo mismo sucede con el código que genero en mis ficheros de trabajo. Sin embargo, pese a contar con una representación fiel y perfecta del símbolo (en la actualidad semejante al numerado como 6 en la imagen) en cualquiera de mis teclados, jamás incluí dicho carácter en mi grafía manuscrita. Es por ello que mis apuntes abundan en referencias a tal símbolo pero no hay ni una sola representación semejante a este. En su lugar, decidí emplear un símbolo de entre los disponibles en mi repertorio y con escasa probabilidad de interferir y causar confusión alguna. Entre todos ellos, elegí la clave de sol.

Reconozco que el hecho de que en mis apuntes de lógica formal y programación puedas encontrar claves de sol por cualquier lado puede causar desconcierto, risa, sorpresa o exasperación. Pero no veo motivo alguno para el reproche en tanto que el valor de los símbolos reside en su significado contextual y no en la ejecución que cada persona realice al invocarlos. Tendría que confesar que encuentro cierto romanticismo en utilizar un símbolo musical en lenguajes no melódicos, pero sobre los símbolos y mi dislexia simbólica hablaremos más otro día...