miércoles, 30 de septiembre de 2015

Amor temporal para siempre


Esta es la curiosa inscripción que me encontré hace un par de días pintada en una mesa en un aula. Es una de esas típicas inscripciones que hacen los estudiantes cuando no están atendiendo a la clase. Anhelan a su amor platónico o andan ensimismados en sus fantasías románticas y dejan constancia de sus sentimientos de la forma más artística que consideran oportuna: una inscripción con tipex en la mesa de su clase.
El caso es que esta inscripción es especial porque el sujeto que resulta amado no es una chica ni un chico, ni siquiera es una persona, animal o ciudad... ¡se trata de un año! Supongo que el 2013 supuso un periodo extraordinario para Jorge, que le permitió vivir experiencias maravillosas que jamás olvidará y que ese año es una almazuela de 365 días que guardará siempre en su corazón. Supongo que sí, que existe el amor temporal, que uno puede enamorarse de un año de su vida (enamorarse de un año que no has vivido sí que sería un amor temporal platónico) y supongo que puedes dedicarle una inscripción de lo más curiosa. Bravo Jorge, os deseo todo lo mejor a ti y a tu 2013, que seáis felices para siempre.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Yo solo quiero

Yo solo quiero una de esas ventanas antiguas, con marco de madera y uno de esos cristales que deforman ligeramente la imagen del exterior. Y nieve fuera, quiero un Diciembre nevado a través de esa ventana. Y una chimenea en el interior, un cálido fuego encendido junto al que beber café a este lado de la ventana. Y una instancia con suelo de madera, un sofá junto a la chimenea, una gran mesa detrás, vigas vistas en el techo, una cocina enorme y una cafetera humeante en el fuego. Quiero una taza de café descansando sobre la mesita que bienexiste* entre el sofá y la chimenea. Y otra taza en mis manos para disfrutar con todos los sentidos de ese café. Me quiero a mi en ese sofá y quiero una sonrisa en mi cara. Una sonrisa cálida, arropada por la más absoluta de las calmas que proporciona un corazón alegre. Quiero mis sentidos aletargados. Mi tacto estimulado por las diferentes fuentes de calor: el fuego, la taza, esos labios... Mi olfato distraído con el olor de los jazmines que descansan en el jarrón sobre la mesa, con el aroma de ese pelo... Mi gusto apasionado con el sabor a café de esos besos y mi oído encantado con el crepitar del fuego que acompaña a esas carcajadas. Mi vista absolutamente desprovista de pragmatismo, atrapada en el magnetismo de esa mirada de ojos tan intensos... Te quiero a tí, junto a mi, en ese sofá, dentro de esa atmósfera que existe en torno a esa ventana. Yo sólo quiero una de esas ventanas...





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*: necesito un verbo para denotar el hecho de que la mera existencia de algo o alguien, sin ningún otro objetivo ni pretensión, haga del mundo (o la percepción que yo tengo de él) un lugar mejor. Por ejemplo, "Esa mesilla que hemos puesto aquí bienexiste, porque sostiene de manera magistrar mi taza de café" o "Tú bienexistes aquí y ahora. Soy feliz."

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Conversaciones robadas (II)

· ¡Miguel, lo que no puedo discutirlo no lo discuto! [En tono de discusión].

· ¡El que mate al dragón Kaguru conseguirá un millón de euros! [Niños jugando].

· Yo nunca te impedí ser un niño... [Por teléfono].

· - ¿Te gustan los helados?
  - Sí
  - ¿Y el Dragon Khan?
   [En el autobús].

· - Gírate, ¡gírate!
  - ¡Ya voy! Ya estaba girando, pero me caía y no podía...
   [Conversación entre una madre y su hija ciega, al bajar del autobús].


                                                             [Esta entrada es un Cajón con retales]

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Otra vez

Otra vez las 2:00 AM, otra vez con el poeta, otra vez tú... Otra vez el vacío, otro desplante con hastío. Otra vez las tripas arañadas, otras musas mal folladas. Otra vez tu ausencia, discusión con mi conciencia. No quiero un contigo pero tampoco puedo un sin ti. Otra noche que no duermo, otro día que no viví. Otra rima sin rimar, otra historia sin contar...

Otro texto sin final.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

(no tengo) Nada que escribir

No tengo nada que escribir y por ello no escribiré nada. En serio, no tengo nada interesante que contar. No estoy intentando parecer interesante ni es un truco ni artimaña para ocultar ningún mensaje. Nada que escribir. No hay nada en mis manos que merezca ser contado. No tengo nada que escribir. Nada que escribir por ahora. Este texto no debería de existir porque no tengo nada que escribir. Nada. No dispongo de ocurrencias que relatar. No hay duende que convierta en texto lo cotidiano. No tengo nada que escribir. Esta mañana me levanté y no había ideas fluyendo de mi cabeza, no había ascuas que me quemasen, ninguna necesidad de materializar ningún pensamiento. Simplemente no tengo nada que escribir. Créeme cuando te digo que estás desperdiciando un valioso tiempo al leer esto porque estoy siendo sincero, no hay nada que contar, nada que escribir. No es que no haya nada que escribir, pero yo no tengo nada que escribir. Lo he dicho antes, no tengo ideas buenas que contarte ni tampoco la inspiración para contar ideas malas de forma atractiva. Es simplemente... que no tengo nada que escribir. ¿Por qué he puesto entre paréntesis el comienzo del título? Pues porque... me parecía que quedaba mejor. Creo que ofrece cierta variedad en cuanto al significado: por un lado deja claro que no tengo nada que escribir y por otro lado puedes quedarte con el más genérico titular de "Nada que escribir", que suena como más periodístico... Pero la realidad es que no tengo nada que escribir, de verdad.