miércoles, 16 de marzo de 2016

No hagas promesas

Una vieja carta sin palabras. Papel amarillento dentro de un sobre con sello que jamás llegó a enviarse. Esa carta es igual de válida que una de mis promesas: efímera, hipotética, patética, contradictoria, metafísica. Mis promesas no sirven de nada, por eso hace años que dejé de hacerlas.
Si necesitas hacer una promesa es que no estás preparado para experimentar aquello que prometes ahora mismo, sea lo que sea. Si no estás listo para experimentarlo en este mismo instante, no lo estarás nunca. Y en ese caso, no mereces vivirlo. No hagas promesas. No consumas tu vida con absurdas y etéreas palabras. No hagas promesas, no te hagas ese desfalco a ti mismo, no seas impertinente, inoportuno. No hipoteques tus deseos hacia un futuro ya acabado.
No desgastes el ánimo sin destrozar antes las suelas de tus botas, no engrases las alas para un vuelo cancelado. No hagas promesas, ¡actúa!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡La interacción mola! Dime qué te ha parecido esta entrada.