miércoles, 29 de julio de 2015

Amigo Neruda

Amigo Neruda, lo siento mucho pero yo la noche inmensa, la oigo menos inmensa sin ella. Las infinitas posibilidades que ofrece la nocturnidad se desploman al unísono cuando me doy cuenta de que cada uno de esos miles de segundos van a ser enterrados en una fosa común, de manera anónima. Potencial ilimintado condensado súbitamente en un fugaz instante de vacío.
En cambio, la noche inmensa, se torna más inmensa cuando la noche es noche a su lado; cuando lo solucionamos todo sin solucionar nada; cuando desgastamos la ciudad con nuestras suelas y los sueños con nuestra imaginación; cuando con cada minuto hacemos un precioso origami que guardar para el recuerdo, incluso con los minutos de silencio. Mirar sus ojos en lugar de dormir, ¿existe un éxtasis más esquizofrénico y placentero?
Puedo escribir los versos más menos esta noche. Escribir, por ejemplo: "yo no escribo versos".

miércoles, 22 de julio de 2015

De ventanas, lluvia y asfalto

Tengo la mirada perdida en la lluvia que cae sobre el asfalto a través de la ventana;
en el asfalto golpeado una y otra vez por la lluvia que veo a través de la ventana.
Tengo la mirada perdida, que atravesando la ventana se clava en el asfalto como una gota de lluvia más;
que atravesando la ventana se mezcla con la lluvia al impactar contra el asfalto.
Tengo la mirada perdida bailando con la lluvia al otro lado de la ventana, encontrándose en el asfalto;
tirada sobre el asfalto, al otro lado de la ventana, empapándose de lluvia.

Ensimismado, pienso en la variable aleatoria que cuenta el número de veces que una gota de lluvia se fusiona con mi mirada. Imagino que esa variable sigue una distribución geométrica y busco la gota que consiga traerme la paz conmigo mismo... pero me temo que el parámetro de esa distribución geométrica es cero.

miércoles, 15 de julio de 2015

A deshoras

Las vísceras me piden ira. Tienen rabia, impotencia, nervios, arañan mis entrañas hasta perforar y atravesar mi piel. Desde dentro. Me piden destrucción, aniquilar el orden, asesinar la calma, dejarlo todo patas arriba... despeinarme.

La mente, en cambio... suscribe.


Moralejacuando despierto en la noche escuches las campanadas de las 3, ese cuarto café del día, vespertino, será quien te acompañe.